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¡Serpientes, generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno? Mateo 23:33
Nota Bene
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TESTIMONIO DE BERNARDA FERNANDEZ
(Actualizado el 01 01 2024)
Antes
de leer este testimonio, te animamos a que leas una importante
advertencia que hemos hecho sobre los testimonios. Esta advertencia,
titulada
"Advertencia Testimonios", se encuentra en el sitio web
www.mcreveil.org.
Queridos
amigos, el relato que van a leer es el testimonio de una señora,
Bernarda
Fernández, que tuvo el privilegio de ser secuestrada por Jesucristo,
para visitar
la otra vida. Este testimonio nos despertó, y creemos que no te dejará
indiferente. Por favor, léelo. ¡Que
Dios los bendiga!
1-
Aquí
está el testimonio de mi primer viaje
Como
no
estaba bien esa mañana, mi marido se negó a dejarme sola, para ir a
trabajar.
Le dije que no estaba sola. Después
de
su partida, sentí que me estaba muriendo. Así que empecé a llamar a mis
amigos,
sin olvidar a mi suegra. Ella me respondió: "Bernarda, hoy, Dios te
bendecirá, no temas". La misma respuesta me la dio otro hermano en
Cristo
al que había telefoneado, pero añadiendo: "Bernarda, levántate de tu
lecho
y alaba al Señor, glorifícale y clama a Él". Así que, a pesar de mi
escasa
fuerza, clamé al Jesús diciendo: "Señor, Tú eres mi fuerza, ven a
ayudarme".
Traté de levantarme, pero mis fuerzas me abandonaron. Mi voz ya no
salía, pero
mi alma estaba gritaba al Señor que me ayudara porque estaba muriendo.
De
repente, mi habitación se iluminó con una luz que parecía fuego. De
inmediato,
mi miedo desapareció y vi a los ángeles bajar a mi habitación. Los oí a
hablar
entre ellos. De repente apareció un ser maravilloso más que los
ángeles. Estaba
vestido de blanco con un cinturón de oro. En su pecho, estaba escrito
en oro: "Fiel y Verdadero". Su
rostro
expresaba Dulzura y Amor. Jesús estaba delante de mí, el Rey de reyes y
el
Señor de señores.
Jesús
se
me acercó, tocó mi cabeza y dijo: "Soy Jesús que murió por ti. Mira
estas
marcas en mis manos, todavía están ahí para ti. Bajé de mi Trono de
Gloria para
hablarte; hay muchas cosas en tu vida de las cuales debes alejarte.
Eres
perezosa y colérica, estas cosas lastiman a mis hijos. Además, no
quiero
cristianos al 25% o 95%, sino al 100%. Si quieres ir al cielo, debes
santificarte porque Yo mismo soy Santo; he venido a buscarte para un
viaje". Le dije: "Señor, ¿se trata de un viaje misionero?" Me
respondió: "No". Entonces me tomó de las manos y me levantó, me habló
con sencillez y amor, me llevó a la ventana de mi habitación, miró la
ciudad de
Nueva York luego vi su cara triste, lloró y me dijo: "Mi Palabra es
bastante predicada, pero no escuchada. El pecado de esta ciudad ha
aumentado
ante mi Padre". La
ciudad estaba llena de homosexuales;
entre ellos había políticos. El Señor me dijo: "Es
otra Sodoma,
pero estoy vivo y los juicios de mi Padre pronto caerán sobre esta
ciudad." Entonces me postré ante el Señor llorando y me dijo: "No
temas, porque cuando los juicios caigan en este mundo, mi Iglesia ya no
estará
en la tierra." Me condujo a mi cama y dijo que llamara a un hermano de
mi
comunidad dándome su nombre, al cual debía decirle que mi espíritu iba
a salir
de mi cuerpo y que no debía llevarlo mi al hospital, a la funeraria o a
las
autoridades, sino que le dijera a mi esposo hacerle su confianza a
Aquel que es
la Resurrección y la Vida.
El
Señor
retomó la palabra y dijo: "Yo que doy vida, te quito el espíritu, pero
volverás y dirás al pueblo que debe confiar plenamente en mí. El que
cree en mí
nunca morirá." Juan 11:26. Extendió la mano y ví que otro cuerpo salió
de
mí. Estaba vestida de blanco y brillaba como el cuerpo del Señor. Él me
dijo:
"Mira, éste es el cuerpo que los cristianos que obedecen mi palabra
tendrán pronto". Me dí cuenta que podía atravesar las paredes. El Señor
que me tomó de la mano me dijo: "Mira". Cuando me di la vuelta, vi mi
cuerpo sin espíritu, me explicó que mi cuerpo físico era inútil, que
sólo era
polvo y que cuando moría, volverá a polvo, como el de todos. Añadió que
el
nuevo cuerpo que tenía era un cuerpo glorioso y que es el espíritu que
Él dió
al hombre.
Pensé
que
me llevaría al cielo, pero no enseguida. Primero bajamos por un túnel
al fondo
de la tierra. Al acercarnos a cierto lugar sentí un olor insoportable.
Le digo:
"Señor, no quiero ir a ése lugar". Pero entramos; era muy oscuro e
insoportable, podía oía la gente sufrir, llorar y gritar. Al final del
túnel,
nos sentamos sobre una roca y el Señor me dijo: "Mira!" Frente a mí
vi personas que estaban en estado de sufrimiento. En el Infierno, la gente no hace
más que llorar.
Mis
queridos hermanos y hermanas, vengo de darme cuenta de que el Infierno es Real. Lloré, lloré,
mirando al Señor me dijo:
"Acuérdate de lo que viste, no lo olvides nunca". Miraba el Infierno,
la gente gritaba "¡Ay! ¡Ay!" ¡Es para siempre, es para siempre, dolor
y odio por los siglos de los siglos!" Me dirigí al Señor y le pregunté:
"¿Hay alguien de mi familia en este Infierno?". Él respondió:
"No te permitiré ver a un miembro de tu familia". Le pregunté de
nuevo: "Señor, ¿hay alguien que conozco?" "Sí", dice el
Señor, y te permitiré que lo veas. Vi a un joven subir de las
profundidades del
Infierno, era Alejandro, que conocí a la ocasión de una campaña de
evangelización en la República Dominicana a la que asistí con mi
marido.
Durante esta campaña de evangelización he escuchado una voz audible
decirme:
"Levántate y ve al encuentro de Alejandro que pasara por allí. Dile que
no
rechace el mensaje porque le estoy dando una última oportunidad". Era
la
voz del Señor aunque yo no lo veía.
Le
dije a
Alejandro lo que el Señor me había dicho. Su respuesta fue la
siguiente: "Vosotros
los cristianos sois todos locos, engañáis a la gente diciendo que
Jesucristo
volverá. Yo, Alejandro, no creo que todo esto sea cierto."
Le
dije: "Alejandro, Dios da la vida y se la quita cuando quiere, morirás
pronto." Me respondió: "Soy demasiado joven para morir, todavía me
quedan muchos años de alegría en ésta tierra." Fue la última
oportunidad
para Alejandro. Y
usted, querido lector, ¿qué hay de usted? Tres
semanas
después, Alejandro murió borracho. Su destino era ese lugar de tormento
donde
lo vi: el Infierno. La Biblia dice claramente que los borrachos no irán
al
cielo. (Gálatas 5:21).
Mirando a
la gente en el Infierno, vi a Alejandro atacado por dos grandes
gusanos. Él
gritando: "¡Ay! Ouch! Ow!", estaba atormentado. Me reconoció y dijo:
"He desaprovechado esta última oportunidad hoy estoy aquí sufriendo,
pero
cuando regreses a la tierra, va a mi casa y dile a mi familia que crea
en
Jesucristo y obedezca Su palabra para que no vengan donde estoy."
Luego
el
Señor me hizo ver a miles de personas sufriendo en éste Infierno, y me
dijo:
"Verás, algunas personas me conocieron cuando estaban en la tierra,
todavía hay mucha gente caminando por las calles sin saber a dónde va.
Pero
sepan que el camino al Cielo es muy pequeño y será aún más estrecho.
Habrá
pruebas en la tierra, así serás purificado como el oro, pero no tengáis
miedo,
estoy de ante de vosotros como un poderoso guerrero". Le pregunté: "¿Hay cristianos en este
Infierno?" Él me respondió: "Sí,
¿sabes por qué? Creyeron en mí, pero no caminaban de acuerdo a mi
Palabra. Muchos cristianos se comportan bien
sólo
cuando están en los templos, delante de su pastor y de sus familias,
están muy
equivocados. Los ojos de mi Padre lo ven
todo y Él escucha todas vuestras palabras dondequiera que estéis.
Dile a mi pueblo que es hora de llevar una
vida irreprochable ante mi Padre, el diablo y el mundo. El
diablo no debe tener ninguna razón para acusar a mi pueblo y el
mundo no debe señalarlo con el dedo. Buscad
la
santificación y la consagración".
Enseguida
nos dirigimos a un lugar donde había un lago de fuego. A medida que nos
acercábamos a este lago, sentí un muy mal olor y el Señor me dijo: "Lo
que
ves allí es el lago de fuego, que está listo para el diablo, el falso
profeta y
el anticristo. No he preparado éste lago para el hombre, pero iran
todos
aquellos que se niegan a aceptarme como Salvador así como los que no
viven
según Mi palabra.". En ese momento ví a Jesús llorando y me dijo otra
vez:
"Hay
más gente que se pierde que la que va al cielo".
Entonces Jesús me
mostró el número de personas que morían por minuto y me dijo: "Mira,
¡cuántos se pierden! Mi Iglesia está duerme y sin embargo ha recibido
mi poder,
posee mi palabra y el Espíritu Santo, pero está dormida. En la tierra
hay gente
que predica que el Infierno no existe. Va y diles que éste lugar es real".
Estaba muy lejos, pero sentía el calor que venía hasta mí. Subimos de
las
profundidades de la tierra y llegamos al cielo, continuamos la
ascensión y
llegamos a otro cielo, donde el Señor me mostró el sol y las estrellas
y me
dijo: "Mira estas estrellas, las llamo a todas por su nombre; ves este
sol, es por mi poder que ilumina a los buenos y malos, pero llegará el
día en
que el sol ya no brillará, todo será obscuridad."
Continuamos
subiendo y llegamos al cielo donde Dios habita, había hermosas casas
allí. Vi
las paredes altas de estas casas hechas de oro y piedras preciosas, con
doce
puertas de perlas. Pensé que no podía entrar, pero el Señor me miró y
me dijo:
"¿Quieres entrar?" "¡Oh
sí, Señor! Quiero hacerlo. Entonces entra,
porque yo soy la puerta". En ese momento entré por una puerta preciosa
y
vi un jardín de magníficas flores. "¿Quieres ir al jardín? Entonces
entra
porque he preparado esto para ti Mi pueblo". Cuando entré, empecé a
recoger flores y a hacer ramos, corrí de un extremo al otro como una
niña. Las
flores que recogí eran de varios colores con un olor agradable.
Enseguida Jesús
llamó a alguien. Era
un Ángel fuerte y de
gran belleza. Diciéndome: "Lo ves, es el Arcángel Miguel, él es el que
dirige mi Ejército. ¡Mira de nuevo!" Vi un ejército poderoso a caballo
y
Jesús me dijo: "No es un ejército de hombres, sino de mi Padre. Este
Ejército está a disposición de los cristianos realmente
nacidos de nuevo; no temas porque es más poderoso que el
del mundo."
Luego
me
hizo ver a otro Ángel. "Este" me dice el Señor, "es el mensajero de los cristianos que obedecen mi palabra." Me alegró oír eso. Jesús me dice:
"¡Estate atenta! Soy el Dios de Abraham, el Dios de Moisés, el Dios de
Elías, que hacía caer fuego del cielo; nunca he cambiado. Voy a
mostrarte la
condición en la que vive mi pueblo en los últimos días que le quedan."
El
Señor me dice: "Ten cuidado con lo que te voy a enseñar." Empecé a
ver cristianos débiles y cansados. El Señor me hizo la siguiente
pregunta:
"¿Crees que puedo quitar esta Iglesia en el estado en que está?" Y me
dijo: "Los cristianos que voy a
quitar serán gloriosos, triunfantes, sin manchas, sin arrugas.
Hay mentiras
entre mi pueblo, muy poco Amor, mi pueblo está dividido. Te he mostrado
la
condición de los cristianos en los últimos días. Ahora te mostraré cómo
vivían
los cristianos de la Iglesia primitiva.
Estos
hermanos y hermanas estaban llenos de la gloria de Dios. Ayunaban y
rezaban
constantemente; Predicaron mi palabra sin miedo. Pero los cristianos de hoy creen que
he cambiado también el Espíritu Santo. El mayor error de los
cristianos
de hoy es haber creado una vida rutinaria programada por el hombre.
Entonces se
olvidaron que los mensajes son del Espíritu Santo y vienen de arriba.
Dígales
a mis siervos, los pastores, que ha llegado el momento de poner fin a
éstos
programas de rutina, y verá un poder que actúa
entre ustedes, el
Espíritu Santo, el mismo que una vez actuó en la Iglesia Primitiva.
Hará
milagros, prodigios, maravillas en grandes cantidades, resucitando a
los
muertos. El Espíritu Santo sigue siendo el mismo, son ustedes que han
cambiado." Cristianos,
es hora de que vuelvan a la vida de la Iglesia Primitiva.
Entonces éste salí de hermoso jardín y llegué a una hermosa calle de
oro y el
Señor me dijo: "¡Toca! Sí, es oro. Va y dile a mis hijos que muy pronto caminarán por estas calles
de oro de la mano de quien da la vida." Apocalipsis
21:10-15.
¡Oh!
¡Qué
bueno es caminar por estas calles de oro! Enseguida vi un bonito Trono
rodeado
de Ángeles, Arcángeles y Serafines, alababan incesantemente a quien
estaba en
el Trono. Dijeron: "¡Santo, Santo, Santo es el Señor Dios Todopoderoso,
los Cielos y la tierra están llenos de su Gloria, ¡amén!" Ha llegado el
momento de levantar las manos puras para alabarme. Al mismo tiempo, vi
un río
de agua viva saliendo de éste trono, también el árbol de la vida y en
el otro
extremo el arco iris y el mar de cristal. Así que le pregunté al Señor:
"¿Quién está en el trono?". Me respondió: "Es mi Padre, el Señor
de los ejércitos". Le dije: "Déjame ver al Padre", "No, aún
no es tiempo", me dijo el Señor. Aunque no vi al Padre, El que estaba
en
el trono era Poderoso. Vi truenos y relámpagos salir de éste trono,
luego
escuché alabanzas. Jesús
me dijo: "¿Escuchas éstas alabanzas? Son las
alabanzas de los redimidos."
Vi
siete
ángeles, cada uno sosteniendo una copa de oro y otros siete ángeles,
cada uno
sosteniendo una trompeta. "Señor, ¿quiénes son estos ángeles?" Y me
respondió: "Las siete copas que tienen los ángeles están llenas de la
ira
de Dios; pronto serán derramadas y cuando suenen las trompetas, mi
Iglesia (los cristianos que viven según la
voluntad
de mi Padre) será arrebatada. Ella ya no estará en la tierra
durante la
gran tribulación. Antes de que aparezca el anticristo, el hombre de
pecados, mi
Iglesia escuchará los últimos sonidos de las trompetas y se encontrará
conmigo
en el aire."
Estaba
allí, querido amigo ante un poderoso trono perdí la noción del tiempo.
¡Un
momento después, Jesús me mostró cómo su Iglesia (los
verdaderos cristianos) será quitada! Vi en esta visión miles
de
personas desaparecer. Ocurrió en todo el mundo, la televisión y la
radio dieron
la noticia de ésta desaparición. Los periódicos, con grandes titulares
en rojo,
también la dieron. El Señor me dijo: "Las
noticias pronto sucederán. Si los juicios de mi Padre aún no
han caído en
la tierra, es gracias a los cristianos que me son fieles; los que me
aman." Después de eso, vi al hombre pecador hacer aparición diciendo a
los
habitantes de la tierra: "Les traigo paz y seguridad", e
inmediatamente la gente ya había olvidado el evento que acababa de
producirse.
Jesús
me
dijo: "Mira bien, y ten cuidado". En la visión, vi a los siete
ángeles con los siete tazones. Querido amigo, lo que sucedía era
difícil de
ver; vi a los ángeles derramando las siete copas de la ira de Dios
sobre la
tierra. Las trompetas empezaron a sonar. Los juicios de Dios cayeron
sobre los
habitantes de la tierra, países enteros desaparecieron. El Señor me
dijo:
"Mira! Toda ésta gente era parte de mi Iglesia, algunos eran
pastores." Al no comprender bien todo esto, le pregunté a Jesús: "¿Cómo
es que tu pueblo ha permanecido numeroso en la gran tribulación? ¿Por
qué hay
pastores entre ellos que predicaron tu palabra?"
Jesús me
respondió: "Sí, ellos predicaron mi palabra, pero no vivieron de
acuerdo
con ésta palabra." Enseguida el Señor me hizo ver otra multitud de
pastores y me dijo: "Esos pastores no predicaban mi palabra como está
escrita, creyeron que mi palabra no estaba adaptada a su siglo. Tenían
mucha consideración por aquellos que daban el diezmo más alto porque
estaban
interesados por lo material. Va y dile a mis
sirvientes que yo soy
quien los llamó, que el Oro y la Plata me pertenecen y que los daré
según mi
grandeza y mi gloria. Diles que
prediquen mi palabra tal como está escrita. Hay muchos que
dan otra
interpretación a mi palabra. Mi palabra es mi palabra, no se puede
cambiar.
Debe ser predicada como está escrita. Hay muchos entre mi pueblo que
distorsionan mi palabra para beneficio."
Después
de
eso, llegamos a la sala de ésta nueva Jerusalén y el Señor me dijo: "Lo
que ves es el Paraíso." En el Paraíso, vi a los Apóstoles y le
pregunté:
"Señor, ¿dónde está Abraham?". Esperaba ver a un anciano, pero de
repente vi a un joven de unos 25 años que se acercaba. Jesús me dijo:
"Este es Abraham, Padre de la Fe." El Señor hizo llamar a una mujer
de una belleza inexpresable como todas las que había visto allí y me
dijo:
"¡Esta es María! Va,
y dile a todos que María no es la reina
del cielo, que el Rey del cielo soy yo, Rey de
reyes, Señor de señores;
el que dijo: Yo soy el Camino, la Verdad
y la Vida. Sólo a través de mí, Jesucristo, se llega al
cielo (Juan
14:6-7). Va y dile a ésta humanidad con
los ojos vendados que no hay purgatorio, porque si hubiera,
te lo habría
mostrado. Sin embargo, existe el Infierno, el Lago de Fuego, la
preciosa Jerusalén
y el paraíso que te hice ver. Pero diles que no hay purgatorio; es una mentira del diablo, no hay
purgatorio."
Más
tarde,
el Señor me llevó a un lugar lleno de coronas. "Estas son las coronas
de
la vida."
El Señor me preguntó: "¿Qué ves?" Veía a
mi comunidad cristiana, veía a los fieles cantar y predicar, así que le
pregunté a Jesús: "¿Por qué no están escritos en este libro los nombres
de
los fieles de mi comunidad?"
Y me dijo: "Por las malas acciones que cometen
en la tierra." Después de todo esto el Señor me permitió volver a la
tierra.
2-
Aquí
está el testimonio de mi segundo viaje
Un
día
estábamos en una reunión de oración, éramos veinte personas. Lo primero
que
hicimos, como siempre, fue alabar y adorar al Señor. De repente
sentimos la
presencia de Dios con tanta fuerza que fue como el día de Pentecostés.
Recuerdo
que la madre de mi marido, una mujer muy vieja pero muy activa en la
obra del
Señor, vino a decirme: "Bernarda, hay que bajar un poco la voz durante
la
alabanza porque hacemos mucho ruido." Verdad, la alabanza parecía el
sonido de una cascada de agua. Me levanté para decir a mis hermanos que
bajaran
la voz cuando escuché la voz del Señor diciéndome: "¡No digas nada! En
el
mundo, cuando la gente hace ruido, a nadie le importa, ¿por qué
entonces
deberías dejar de alabar?"
Así
que
continuamos alabando y glorificando al Señor y sentí que algo muy
grande iba a
suceder. De repente, recordé las palabras que el Señor me había
confiado cuando
fui con Él. Me dijo: "Vendré a buscarte de nuevo". De repente, vi una
luz brillante inundando mi casa, mis hermanos también han visto esta
luz, se
arrodillaron ante el poder de este Dios vivo y verdadero. No sabía qué
hacer,
me quedé quieta. Esta luz se hacía cada vez más grande y tomaba forma
humana.
Tenía ante mí al Señor Jesucristo con una mirada segura y un hermoso
rostro
lleno de amor. Nunca he visto en la tierra tanta belleza en la cara de
un
hombre. Se acercó a cada uno de mis hermanos. En el momento en que
quise decir
a mis hermanos que el Señor había venido a llevarme, en ese mismo
instante mis
palabras estaban en lenguas (1Corintios 14:39-40).
El
Señor
se me acercó. Solo mirándome, mi espíritu salió de mi cuerpo. Estaba en
el aire
y podía ver todo lo que pasaba en mi casa. Veía a gente tocando, cuando
mi
marido fue a abrir, dos policías estaban en la puerta. Los policías
dijeron:
"Nos enteramos de que una mujer murió aquí; por eso vinimos". Mi
marido respondió: "No, aquí nos reunimos para alabar y adorar al
Señor". Los policías no creían, pero no pudieron entrar. Dijeron:
"Está bien, sigan, pero no hagas mucho ruido". Estaba en el aire
cuando veía todo esto. Jesús me tomó de la mano y partimos a la
República
Dominicana. Cuando llegamos a la capital, el Señor me dijo: "Hay dos
grandes pecados que este pueblo comete ante mi Padre: brujería e
idolatría." Yo misma veía a la gente de éste país correr hacia los
brujos
y los fetichistas...
Después,
el Señor me llevó a Venezuela y México. En Venezuela estaba en el aire
con
Jesús, pero vi gente que se entregaba a la magia, al fetichismo y a la
brujería. En México, vi gente reunida adorando demonios. El Señor me
dice:
"El horror de este pecado ha llegado hasta mi Padre. La primera señal
de
advertencia que te doy es que en México habrá un terremoto; si sus
habitantes
no cambian para volver a mí." Cuando regresé a la tierra, fui a dar
este
Mensaje a México, pero la gente no escuchó y recientemente México
experimentó
un terrible terremoto.
Estando
en
el aire, el Señor me dice que la mano de su Padre está extendida sobre
los
habitantes de la tierra. Veis olas gigantescas elevándose en el mar,
parecía un
monstruo. También vi que venían huracanes a la tierra. Le hice la
pregunta al
Señor: "Señor, cuando todo esto suceda, ¿qué será de los cristianos?".
Me respondió: "Diles que para los que me son fieles, ni uno solo de sus
cabellos será tocado". Enseguida, el Señor me llevó a otro sitio. Vi
lugares donde la tierra estaba abierta. El Señor me dice: "Pronto
muchos
países serán englutidos." Luego dejamos este lugar para ir a otro lugar
donde había aguas muy turbulentas, atravezamos éstas aguas para llegar
al fondo
de la tierra a través de un túnel. Vi puertas grandes. No eran los
mismos que
había visto en mi primer viaje. En éstas puertas había grandes cadenas,
El Señor
se acercó. Las de quitó las grandes cadenas, y me hizo entrar por el
túnel.
Queridos
hermanos y hermanas, he visto a miles de personas, con la cabeza gacha,
con la
ropa rota. Estaban atados, con grandes cadenas cuyo ruido podía llevar
a la
sordera. Entonces dije: "Señor, ¿qué significa ésto?" Él respondió:
"Todos estos hombres y mujeres caminan hacia el Infierno." Entre la
multitud de gente que caminaba hacia el Infierno, vi al hermano mayor
de mi
marido, que se llama Adolfo. Era un hombre muy difícil, se casaba y se
divorciaba cuando quería, maldecía a Dios. Entonces empecé a rogarle al
Señor
que me dejara volver a la tierra para advertirle a Adolfo que se
dirigía al
Infierno. Pero el Señor no me respondió. Una última vez, vi a Adolfo y
a su
esposa caminando hacia el túnel. Estaban al borde del Infierno. Le
rogué de
nuevo al Señor que me dejara regresar a la tierra para poder decirle al
mundo
lo que vi. El Señor levantó las manos y me dijo: "Va y diles que el
tiempo
está llegando a su fin". Me dijo también: "Miles y miles de personas
irán al Infierno, el tiempo para Adolfo ha terminado, pronto morirá."
Cuando
regresé a la tierra, mi cuñado Adolfo no quería cambiar su forma de
vida. Un
día regresa del trabajo rápidamente y le dijo a su esposa: "Ya no puedo
trabajar, algo me dice que voy a morir". Su mujer le respondió: "Lo
dices porque estás borracho como siempre". Los dos se fueron a dormir.
Unos minutos después, ella tuvo una visión, en la que se vió con su
marido en
un túnel, vestidos con ropa sucia, yendo hacia el Infierno. Entonces
oyó la voz
del Señor que le dijo: "Vuestro tiempo se acabó para ti los dos."
Estando siempre en el espacio, el Señor me dijo: "¿Sabes por te he
traído
una vez más a éste lugar?" Es para mostrarte que durante tu primera
visita,
los perdidos eran menos numerosos que ésta vez". De
repente Jesús y yo salimos de este lugar a la velocidad del rayo para
llegar al
primer cielo y luego al segundo cielo. Cuando llegamos al tercer cielo,
vi
ángeles que se movían de un lado a otro; entonces pregunté al Señor:
"¿Por
qué se mueven estos ángeles?" Jesús respondió: "Es verdad que mis
ángeles están en movimiento aquí, pero voy a mostrarles cómo la tierra
también
está en movimiento. Ten cuidado porque muchos demonios han invadido la
humanidad. El diablo está furioso contra los cristianos porque le queda
poco
tiempo".
Jesús
me permitió ver esos
demonios con una ira terrible, y me dijo: "Esos demonios que ves son de
adulterio. Atacarán a miles de Mis siervos y muchos caerán en pecado.
¿Sabes
por qué el diablo logra hacer caer a mis sirvientes?
Porque
mis siervos no me dan toda la gloria, me la roban y se vuelven
orgullosos. Además, sus esposas viven en un
gran
desorden espiritual, no construyeron sus casas con
sabiduría." Vi
miles de ángeles imposibles de contar, ya que son numerosos para la
batalla.
Enseguida
Jesús me dijo: "Ahora, envío estos miles de ángeles a la tierra para
proteger a mi pueblo, y en éstos últimos días doblaré la guardia".
Satanás
también duplicará su esfuerzo, pero no olviden que Soy grande y
poderoso, si
estás apegado a Mí nada te pasará."
Entonces
Jesús me llevó a otro
lugar. Allí vi una mesa enorme con sillas doradas alrededor, en cada
silla un
nombre escrito y se le colocaba un vestido de lino fino.
Delante
de cada silla, sobre la mesa vi coronas. Entonces noté una silla más
grande que
las otras. Frente a esta silla había una gran copa de oro y Jesús me
dijo que
fuera a ver qué había en la copa. Estaba llena de vino listo para
servir.
Jesús
me dijo: "¿Sabes por qué el vino está listo para ser servido? Va y dile
a
mi pueblo que ya estoy en la puerta, que vengo pronto."
Jesús
me entregó un vestido de lino y una corona. Me puse el vestido y la
corona en
la cabeza y Él me llevó a otro lugar donde me vi como en un espejo y
Jesús me
dijo: "No hay manchas ni pliegues en tu vestido, ¿verdad? Nadie entrará
por ésta puerta ni se sentará en ésta mesa a menos que porte ésta
vestimenta.
Algunos
de los de mi pueblo en la tierra han manchado esta prenda, otros la
arrugaron y
otros lo dejaron de lado y lo olvidaron. Dile a mi gente que es hora de
lavar
esta prenda, plancharla y recuperarla.
Mis cristianos
deben pedirle al Espíritu Santo que les ayude a poner sus vestiduras en
buenas
condiciones porque el Rey pronto celebrará la boda en el reino de Su
Padre."
Vengo
de una familia cuyos padres
están divorciados y es con mi padre con quien viví. Mi madre era una
mujer muy
religiosa. En cuanto a mi padre, el no creía en nada.
Tengo
una hermana que está en un convento católico, pero sé que pronto
Jesucristo la
sacará de ese convento. Rezo mucho por ella.
Cuando
pensé en la vida de mi madre en ésta religión mística, durante mi
primer viaje
al Cielo, lloré ante el Señor diciendo: "Señor, mi madre se perderá, y
sin
embargo le hablé mucho de tí pero ella nunca me escuchó.
Ella se
apegó cada vez más a ésta religión pagana."
El
Señor me respondió: "Salvaré a tu madre, pero vendré y me la llevaré
enseguida; de lo contrario, ella volverá a caer en pecado e irá al
Infierno.
Por esta razón, tan pronto como se convierta, morirá poco tiempo
después y
vendrá al Cielo."
Cuando
volví a la tierra oré,
lloré, suspiré, recordándole al Señor la promesa que me había hecho.
Pero aún
veía a mi madre hundirse cada vez más en la idolatría de su religión.
Un día,
Dios usó a mi hijo para convertir a mi madre. Apenas tres días después
de su
conversión, mi madre murió; ¡Gloria a Dios!
Durante
mi segundo viaje al paraíso, el Señor me dijo: "Mira, lo que dice mi boca, mi mano lo
cumple". Vi a mi madre en éste hermoso paraíso;
ella estaba entre
otras mujeres.
Enseguida el Señor me llevó a otro lugar en este
paraíso.
Allí, vi a miles de niños vestidos de blanco, alabando y glorificando
al Señor.
Jesús me dijo:
"Ves a éstos niños, son bebés que han sido abortados
por padres y médicos criminales. Los bebés que la
gente mata mientras
aún están en el vientre de sus madres, que se encuentran en los botes
de basura
y en los ríos, éstos niños, como ves, están aquí en el Cielo."
Queridos
hermanos y hermanas,
contrariamente a lo que creéis, para el Señor el feto es una vida desde
la
concepción, desde el primer día del embarazo.
Jesús
me dice también: "Bernarda, trabaja porque yo soy tu fuerza. Este
mensaje
debe difundirse en el mundo entero. Es un mensaje para los Cristianos,
pastores
y para todos los habitantes de la tierra, incluyéndote. El que es
santo,
santifíquese todavía."
En ese momento las puertas del cielo se abrieron.
Había
una hermosa escalera. Jesús llamó a miles de ángeles que vinieron,
luego el
Señor me acompañó a mi hogar.
Cuando llegamos a mi casa, vi a mi esposo y a los
hermanos cristianos esperando que mi espíritu regresara. Miré mi cuerpo
físico
que había quedado en la tierra.
Dijo al Jesus: "Ya no quiero este cuerpo."
El
Señor me dijo: "No puedes volver al cielo conmigo porque aún no es tu
hora. Primero tienes que decirle a mi pueblo lo que viste para que
puedan
prepararse."
Y a gran voz me dijo: "Entra y recibe la vida; Yo
soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá." (Juan 11:25-26).
[Fin
del Testimonio].
3-
Llamada
al arrepentimiento
Querido
amigo, tú que acabas de
leer éste testimonio, te ruego que reflexiones de nuevo sobre la vida
que estás
llevando.
El Infierno, como acabas de darte cuenta, es más
real de
lo que pensabas. Ningún vocabulario puede describir el grado de
tormento que
hay en el Infierno. Este es el momento de huir de éste terrible castigo
eterno.
Si
piensas que ya no es útil que te arrepientas porque tus pecados son
muchos,
tantos que Dios ya no puede perdonarlos, me gustaría asegurarte que
estás
equivocado. Es precisamente debido a nuestros muchos pecados que Jesús
vino a
morir en la Cruz.
Vosotros
que creéis que el perdón
ya no se os puede conceder porque vuestro pecado es demasiado grave,
quiero que
sepáis que, aparte de la blasfemia contra el Espíritu Santo, que es el
único
pecado que Dios nunca perdonará, ningún otro pecado es demasiado grave
para ser
perdonado por Dios.
¡Arrepiéntete! Jesucristo
el único Salvador y el único Señor está dispuesto a
perdonarte, sin tener
en cuenta la gravedad de tu falta.
Y si quieres saber cuál es el único pecado grave
que Dios
nunca perdonará, te invito a leer la enseñanza "Blasfemia
contra el Espíritu Santo",
que encontrarás en el sitio
www.mcreveil.org.
Vosotros
que estáis en la secta de
los Iluminati, la masonería, la Rosacruz, la Orden de Malta, la secta
de
Eckankar, la secta de Maikari o en cualquier medio oculto, no creáis
que ya
estáis condenados para siempre.
Sé, que de acuerdo con los pactos que firmaste en
tu
camerino, se crees que nunca debes dar marcha atrás bajo pena de
muerte,
traicionar los secretos de la secta bajo pena de ser asesinado, que
estás
condenado para siempre a servir a lucifer para arder con él en el
Infierno
después de tu muerte.
Quiero asegurarte que todo lo que te hicieron
creer en tu
secta es falso. Puedes dar marcha atrás sin morir, exponer los secretos
de la
secta sin ser asesinado, renunciar a todos los pactos que firmaste con
lucifer,
sin arder con él en el Infierno después de tu muerte.
Basta
con que te arrepientas, y aceptes a Jesucristo
el Salvador y único verdadero Maestro, El anulará todos los
pactos que te
atan al diablo, y te salvará.
Si quieres saber cómo renunciar a satanás y ser
totalmente liberado por Jesucristo, te invito a leer la enseñanza "Cómo
dejar el campamento de satanás" en el sitio web
www.mcreveil.org.
Tú
que eres un chamán, vidente,
médium, marabuto, brujo, adivino, visionario debes saber que todo lo
que
satanás te ha prometido a cambio de tus servicios es una mentira.
No
tendrás nada de lo prometido. El Infierno te espera si no te
arrepientes, y en
el es todavía satanás quien sirves con gran celo, que se burlará de ti,
y te
torturará con extrema ingratitud.
Renuncie a la brujería, clarividencia, a toda
actividad
satánica, y cree en Jesucristo ahora. Él te salvará.
Tú,
que
eres homosexual, lesbiana, transexual, pedófilo, prostituta(o) u otro
criminal
sexual, reincidente o multireincidente, sabes que tu caso aún no ha
sido
resuelto ante Dios, ya
que aún estás vivo, no es demasiado tarde para escapar
del Infierno. Confiesa tus obras y arrepiéntete. Jesucristo siempre
está listo
para perdonarte y salvarte del Infierno.
Si
eres miembro de uno de esos
clubes de servicios, como el club de Leones, club Rotary, club
Rotaract, la
cámara económica joven, etc. que a primera vista no tiene nada
sospechoso ni
peligroso, deberías saber que estás en un club satánico. Sal de allí
inmediatamente,
acepta a Jesucristo como tu Señor y tu Salvador personal y te libraras
del
Infierno.
Tú,
que te llamas animista, y te
aferras a las tradiciones ancestrales pretextando de que el
Cristianismo es la
religión de los Blancos, debes saber que en materia de Salvación no hay
ni
Blanco ni Negro.
El fuego del Infierno no tiene en cuenta el color
de la
piel. Si
todavía crees que una estatua, animal, muerto o
algunos huesos de los muertos y cualquier objeto puede servirte como un
dios,
es hora de que entres en razón.
Todo hombre mentalmente equilibrado debe adorar a
Dios
sólo porque este Dios lo creó.
Tú que adoras a un muerto, o a un animal, o a un
objeto
cualquiera, o incluso a un hombre mortal, por favor responde a éstas
preguntas:
¿Cuándo
te creó un muerto? ¿Cuándo te creó un animal? ¿Cuándo te creó un
objeto?
¿Cuándo te creó un hombre mortal?
Cuando eliges adorar a un muerto, un animal, un
objeto,
un hombre, aceptas y demuestras, incluso sin darte cuenta, que fue este
muerto,
este animal, este objeto o este hombre quien te creó. ¿Eres realmente
la
criatura de un muerto, de un animal o de un objeto?
Tú,
que te dices ateo y continúas
negando la existencia de Dios, debes saber que estas cometiendo un
grave error,
renuncia antes de que sea demasiado tarde.
A tu
alrededor, todo te demuestra la existencia de Dios. Si sigues
obstinándote, es
en los terribles tormentos del Infierno que admitirás que Dios existe,
pero
será demasiado tarde para ti. Ahora es el momento de arrepentirte.
Tú
que crees ser Cristiano, éste mensaje te concierne:
El
Infierno es real y eterno. El título de cristiano
no es una garantía de
que te has librado del Infierno. Es la vida que llevas la que
determinará todo.
Si eres
de los que clasificaron los pecados en grandes pecados y pequeños
pecados,
debes saber que te equivocaste. El Infierno no distingue pecado pequeño
o
grande.
La Biblia nos dice en Romanos 6:23 que "La
paga del pecado es la muerte". No dice el salario
del adulterio o
la homosexualidad es la muerte, sino "el salario del pecado". Por lo
tanto, huye de todo lo que creías que eran pecados pequeños,
arrepiéntete y pon
tu vida en orden ante Dios. Ningún pecado es demasiado pequeño para el
Infierno.
Tú
que te crees cristiano y sigues
persiguiendo el dinero, debes saber que no te será útil en el momento
que
quieras contar con el. Y si todavía te sientes cómodo con lo falso, la
corrupción y el engaño, ¡para! Dios espera de ti la santificación. Lo
que crees
que son pequeños pecados, son más grandes de lo que imaginas.
Tú
que te crees que eres cristiano
y que todavía estás en la brujería y las prácticas mágicas, para
inmediatamente.
Y si eres el tipo de cristiano que no está
legalmente
casado que convive, deténgase en el acto y arrepiéntase. Incluso si
estás en
una iglesia que admite éstas locuras, debes saber que Dios no la
aceptará la
locura porque tu iglesia la tolera. Sepa también que Dios no cambiará
Su
palabra conforme a tus deseos y estilo de vida.
Tú
que te crees cristiano y tienes
el corazón lleno de odio y resentimiento, arrepiéntete ahora y perdona
a todos
los que te han ofendido y te han pedido perdón. El Infierno es tan
horrible que
no dejarías que una persona que te ofende y te pide perdón de todo su
corazón,
vaya a este lugar.
No olvides que al perdonar a las personas, las
liberas y
les das la oportunidad de obtener el perdón ante Dios, para librarte
del
Infierno. No olvides que la falta de perdón también te llevará al
Infierno,
busca también pedir perdón a los que haz ofendido. (Mateo 5:23-24).
Ustedes
que estabas a punto de
hacer un falso matrimonio, es decir, un matrimonio con motivos impuros,
tengan
cuidado. Si estabas con una novia que te empuja a casarte con ella y
que ella
misma está tomando la iniciativa para tu boda, no caigas en ésta
trampa, sino,
te arrepentirás por toda la eternidad.
Sepas que estás
tratando con una bruja que quiere tragarte antes que tengas tiempo de
reflexionar. Y si planeas casarte con una persona divorciada o volver a
casarte
después de tu divorcio detén ésta locura mientras aún haya tiempo. Les
insto a
que lean la enseñanza "El
Matrimonio" que
encontrarán en el sitio web www.mcreveil.org.
Tú
que te crees cristiano que aún
no haz sido bautizado en el agua, es decir, por inmersión, debes saber
que te
equivocas. Para ser cristiano, hay que creer en Jesucristo y ser bautizados en el agua para el
perdón de sus pecados. Si
mueres en tu estado, el Infierno te espera. Te exhorto a leer la
enseñanza "Los
Bautismos" que encontrarás en el sitio
www.mcreveil.org.
Tú
que te crees cristiano católico
debes saber que el
Catolicismo es la mayor secta satánica que existe en la tierra.
Si te quedas en este mundo satánico, acabarás en el Infierno en los
próximos
días. Y como acabas de saber, el
Infierno es real, y es eterno.
Sé que
a menudo no os gusta que os digan la verdad. Pero ante la urgencia del
Infierno, no puedo evitar informaros de la triste sorpresa que os
espera en los
próximos días, si permanecéis en vuestro endurecimiento.
Y si os
empeñáis en defender el catolicismo como os gusta, sepan que esta secta
será
incapaz de defenderos cuando estéis en el Infierno.
Tú
que
eres parte de la secta de los testigos de Jehová que enseñan que el
Infierno no
existe, sal de allí antes de que sea demasiado tarde. El Infierno
existe, el
Infierno es más real de lo que crees. Todos los Testigos de Jehová que
en la
tierra afirmaban que el Infierno no existía, están actualmente en este
Infierno
siendo torturados día y noche. Fue cuando se encontraron en medio de
las llamas
del Infierno después de su muerte que se dieron cuenta de que era algo
terrible
contradecir a Dios. Ahora están en el Infierno gritando sin cesar, y
algunos de
ellos piden continuamente al Señor Jesús que les conceda un pequeño
permiso,
para que vengan a decir a los otros ciegos de la secta satánica de los
Testigos
de Jehová que deben creer que el Infierno existe, creer que Jesucristo
es Dios,
y pedir le perdón para escapar del tormento eterno.
Tú
que
estás en la secta de los mormones, aún llamada "Iglesia de Jesucristo
de
los santos de los últimos días", o en cualquier otra secta que usa una
biblia diferente de la Santa Biblia, sal de ahí inmediatamente si tu
salvación
es importante. Estos hijos del diablo fabricaron sus propias biblias,
para
traer mayor cantidad de gente al Infierno. Estás
advertido, el
Infierno es real, y es eterno.
Tú
que estás en la secta
Brahnamista, en las sectas llamadas la Iglesia Internacional
Pentecostal Unida
y la Iglesia Progresista de
nuestro Señor Jesucristo o en cualquier otra rama
de estas sectas satánicas donde se enseñar que Jesucristo es al mismo
tiempo
Dios Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, sal de allí rápidamente. Para
éstos
demonios, Jesucristo, que había pasado todo su tiempo en la tierra
hablando
sólo de su Padre, era un vulgar mentiroso. Te exhorto a leer la
enseñanza "¿Es
Jesucristo el Dios Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo?"
que se
encuentra en el sitio web www.mcreveil.org.
Tú
que
estás en el tipo de iglesia donde hay lo que llaman "cuaderno
de diezmos", sal inmediatamente. Estos agentes
de satanás te hacen perder tus bendiciones y te hacen pecar contra
Dios. La
Biblia dice: "No
sepa tu izquierda lo que hace tu derecha". (Mateo
6:3). Y si usted está en el tipo de iglesia donde durante cada culto el
mensaje
debe ser detenido para recoger los diezmos y las ofrendas, salga
rápidamente.
Sepa que la codicia es el motivo principal de estos pastores. Sepa que
por lo menos debe dar sus diezmos y
ofrendas al Señor. Y como habéis leído en este testimonio, hay gente en
el
Infierno, porque robaban a Dios, negándose a darle sus diezmos y
ofrendas a
Dios. Por tanto, es robar Dios elegir no dar diezmos ni ofrendas a
Dios. Por
lo tanto, dar a Dios es un mandamiento, no una opción.
Usted debe dar a
Dios para que Su obra pueda ser hecha. Pero Dios no ha pedido que en
las
Iglesias se utilicen métodos satánicos para forzar a la gente a donar
diezmos.
Más bien, ha pedido que se enseñe a sus hijos a dar abundantemente,
libremente,
sin coacción y con alegría.
Tú
que
estás en el tipo de secta pentecostal donde las mujeres no se velan la
cabeza,
como está escrito en 1corintios 11:5-6, o en aquellas donde hay lo que
llaman
"mujeres pastores" o "mujeres evangelistas", o
"mujeres apóstoles", o "Mujeres-Ancianos", sal de ahí sin
perder el tiempo si quieres librarte del Infierno. Y si crees que el
tormento
del Infierno, tal como lo acabas de leer, es algo que puedes soportar,
quédate
en tu terquedad. Lo comprenderás en los próximos días. Les invito a
leer la
enseñanza "El
Ministerio de la Mujer en la Iglesia", en
www.mcreveil.org.
Si
sabes
leer, debes saber que tienes el deber de leer la Biblia y verificar las
enseñanzas que recibes. Si te encuentras en cualquier iglesia que no
marcha
según a la doctrina de Cristo, es decir, de acuerdo a lo que está escrito en la Biblia, sal
inmediatamente. (2 Juan 9). Sobre todo, no caigan en la trampa de
demonios que
intentan actualizar y modernizar la Biblia, y que enseñan que uno no
debe
limitarse a lo que está escrito en la Biblia, o que tratar de
comprender la
Biblia literalmente sería peligroso. Sepa muy bien que sólo la Biblia
tiene el
valor de la autoridad ante Dios. Igualmente, que Dios nunca nos juzgará por lo que
no está escrito en Su palabra, la Biblia.
Tú,
cristiano retrógrado, vuelve al Señor sin perder tiempo. Si la muerte
te
sorprende en tu estado, el Infierno ha comenzado para ti. Jesucristo te
ama, y
está dispuesto a perdonarte de nuevo, no importa lo que hayas hecho,
siempre y
cuando no hayas blasfemado contra el Espíritu Santo.
Tú
que
estabas a punto de suicidarte, tú que te encuentras en tantas
dificultades que
piensas que el suicidio es una solución, detente rápidamente. El
suicidio te
llevará directamente al Infierno, en ese grado de tormento que acabas
de leer
en este testimonio. El suicidio te llevará a este tormento
indescriptible, y
nunca saldrás.
Por
último, si usted está en el
Cristianismo, Catolicismo, Islam, Budismo, Hinduismo, Animismo,
Sikhismo,
Judaísmo, Espiritismo, Daoísmo o Taoísmo, en el Bahaísmo,
Confucionismo,
Jainismo, Sintoísmo, Zoroastrismo, Ateísmo y Anosticismo, o cualquier
otra
religión, debes saber que
ninguna religión salva. Todas
las religiones sin excepción conducen al Infierno. Sólo Jesucristo
salva del Infierno. Si no quieres pasar toda la
eternidad en este lugar de tormento indescriptible que has leído en
éste
testimonio, olvídate de tu religión ahora, y de la guerra de
religiones. Acepta
a Jesucristo el único Salvador, y Él te salvará del Infierno. Si
quieres saber
cómo aceptar a Jesucristo, te invitamos a leer la enseñanza "La
Salvación" que encontrarás en la enseñanza sobre "El
Bautismo de Agua" en el sitio www.mcreveil.org.
Huye
del Infierno mientras aún es posible escapar. Sálvate del tormento
eterno.
Sálvate de la tortura eterna. El
Infierno es real, y es eterno.
¡La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor
Jesucristo con amor inalterable!
Queridos hermanos y hermanas,
Si has huido de las falsas iglesias y quieres saber qué debes hacer, aquí tienes las dos soluciones disponibles:
1- Mira si a tu alrededor hay otros Hijos de Dios que temen a Dios y desean vivir según la Sana Doctrina. Si encuentras alguno, no dudes en unirte a ellos.
2- Si no encuentras ninguno y quieres unirte a nosotros, nuestras puertas están abiertas para ti. Lo único que te pediremos es que primero leas todas las Enseñanzas que el Señor nos ha dado, y que puedes encontrar en nuestro sitio www.mcreveil.org, para asegurarte de que están en conformidad con la Biblia. Si los encuentras de acuerdo con la Biblia, y estás dispuesto a someterte a Jesucristo, y vivir según las exigencias de Su palabra, te recibiremos con gozo.
¡La gracia del Señor Jesucristo sea con vosotros!
Fuente y Contacto:
Sitio Internet: https://www.mcreveil.org
E-mail: mail@mcreveil.org