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¡Serpientes, generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno? Mateo 23:33
Nota Bene
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LA RESTITUCIÓN
(Actualizado el 01 01 2024)
En
la enseñanza sobre el Combate
Espiritual, hemos definido el robo como un doble pecado: el robo en sí
mismo y
la maldad. Es claro de esta enseñanza que cuando robas una cosa de una
persona,
privas a esa persona de su cosa, y pones a esa persona en una situación
de
angustia, en sufrimiento, y en grandes problemas. Así que eres culpable
ante
Dios de un pecado de maldad y un pecado de injusticia. Si el pecado de
maldad
puede ser confesado como otros pecados, Dios cree que el pecado de
injusticia
no debe limitarse a una simple confesión, sino que debe ser reparado.
Dios,
para resolver este problema de injusticia, ha instituido lo que la
Biblia llama
Restitución.
La
Restitución según la Biblia, es
el acto de devolver al verdadero dueño, o a los que tienen derecho a
ello, algo
que ha sido robado voluntariamente, o algo que ha sido retenido
ilegalmente, o
algo que ha sido encontrado o recogido, pero que el dueño no ha tirado.
El
Señor, que había elegido presentarse ante Su pueblo como el Dios de la
justicia, no había dejado de dar instrucciones claras en cuanto al
manejo de
las cosas robadas y/o encontradas. Para estar seguros de que no estamos
haciendo nada más ni nada menos que lo que Dios ha exigido, es
importante que
examinemos la Biblia.
2-
¿Qué dice el
Antiguo Pacto?
la
Biblia, especialmente en el
Antiguo Pacto, el Señor había exigido la devolución de los objetos
robados, así
como de los objetos perdidos encontrados, como podemos leer en los
siguientes
pasajes:
Números
5:5-8 "El
Señor le
ordenó a Moisés 6que les dijera a los
israelitas: "El hombre o
la mujer que peque contra su prójimo
traiciona al Señor y tendrá que responder por ello. 7Deberá
confesar
su pecado y pagarle a la persona perjudicada una compensación por el
daño
causado, con un recargo del veinte por ciento. 8Pero,
si la persona
perjudicada no tiene ningún pariente, la compensación será para el
Señor y se
la entregará al sacerdote,…"
Levítico
5:20-24 o 6:1-5 según su versión de la Biblia. "1(5:20)
El Señor le dijo a Moisés: 2(5:21) Si alguien
comete
una falta y peca contra el Señor al defraudar a su
prójimo en
algo que se dejó a su cuidado, o si roba u oprime a su prójimo
despojándolo de
lo que es suyo, 3(5:22) o si encuentra algo que
se perdió y niega
tenerlo, o si comete perjurio en alguna de las cosas en que se
acostumbra
pecar, 4(5:23) será culpable y deberá devolver
lo que haya robado, o
quitado, o lo que se le haya dado a guardar, o el objeto perdido que
niega
tener, 5(5:24) o cualquier otra cosa por la que
haya cometido
perjurio. Así que deberá restituirlo íntegramente y añadir la quinta
parte de
su valor. Todo esto lo entregará a su dueño el día que presente su
sacrificio
por la culpa."
Exodo
22:1-4 "Cuando alguno hurtare buey ú oveja, y le
degollare ó vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella
oveja
cuatro ovejas. …4Si fuere hallado con el hurto
en la mano, sea buey
ó asno ú oveja vivos, pagará el duplo."
El
Nuevo Pacto no volvió a esta
práctica, aunque hemos visto a Zaqueo proponer voluntariamente
reparar sus errores a todos aquellos a quienes le
habría hecho algo malo. Esto es lo que vemos en Lucas
19:8 "Entonces
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis
bienes
doy á los pobres; y si en algo he defraudado á alguno, lo vuelvo con el
cuatro
tanto."
Acabamos
de leer lo que la Biblia
dice sobre la restitución. Ahora que nos estamos purificando y
preparando para
el Rapto, es importante que no dejemos nada que pueda bloquearnos en el
último
momento. También es importante que no permitamos que el celo amargo y
la
ignorancia nos hagan multiplicar los errores. Por esta razón, es
esencial
comprender bien esta noción de restitución. Formularemos algunas
preguntas
esenciales, cuyas respuestas nos ayudarán a entender este tema.
-
¿Por qué exigió el Señor la
restitución?
-
¿Quién debería beneficiarse de
ella?
-
¿Cómo debería hacerse?
-
¿Todavía tenemos que aplicar
esta ley de restitución?
-
¿Qué debemos hacer ahora?
Todas
estas son preguntas que nos
interesan, y sus respuestas nos ayudarán a estar en orden con Dios en
este
tema, para que ya no vivamos en la culpabilidad.
4.1-
¿Por qué
exigió el Señor la restitución?
Fue
para restaurar la justicia
entre el pueblo que el Señor instituyó la restitución de los bienes
robados o
hallados. La preocupación de Dios no era ver a un hombre sufrir porque
otro
hombre le hubiera quitado su cosa, ya sea robándola, engañándola o
encontrándola sin devolvérsela a su dueño. Esto está claro en los
pasajes que
acabamos de leer.
4.2-
¿Quién
debería beneficiarse de ella?
En
la ley sobre restitución, Dios
habla de nuestro "prójimo". Es obvio que lo que Dios llama nuestro
prójimo no es una institución, ni una nación, ni una organización, sino
un
individuo.
La
pregunta de cómo se debe hacer
la restitución se responde en los pasajes de Números 5:5-8, Levítico
5:20-24 y
Éxodo 22:1-4 que acabamos de leer.
4.4-
¿Todavía
tenemos que aplicar esta ley de restitución?
La
respuesta es SÍ. Todavía tenemos
que obedecer esta
orden, aunque su aplicación ya no debe hacerse como antes, donde era
necesario
devolver o bien todo el objeto añadiendo un quinto, o bien el doble, o
bien
cuatro, o cinco veces, dependiendo del objeto robado. El hecho de que
el Señor
haya decidido no hablar de ello en el Nuevo Pacto no anula esta ley, ya
que la
posición de Dios con respecto a la justicia no ha cambiado.
4.5-
¿Qué
debemos hacer ahora?
Primero:
Haga el esfuerzo de no más robar. ¡No robar más! No se
ponga en una posición en la que se sentirá avergonzado con de este
problema de
restitución. Sabes que la restitución es un acto muy embarazoso. Evite
robar,
para no estar más enfrentado a esto.
Segundo:
Todas las cosas que has robado en el pasado, deben salir
de tu casa. No dejes
ningún objeto robado en tu casa, digo bien ninguno.
Cualquier objeto robado y guardado en su casa siempre puede dar acceso
a
satanás. Por lo tanto, debe ordenar todos estos objetos. Aquellos que
pertenecen a individuos, es decir, a personas físicas que ustedes
conocen y que
todavía están vivas, debes pedirles perdón y devolverles lo que es
suyo. Si
estas personas ya no están vivas, y usted conoce a sus hijos, devuelva
estos
bienes u objetos a los niños. Pero si no hay hijos u otros parientes
cercanos a
quienes dar estos objetos, ve y dáselas a un verdadero siervo de Dios,
que
sabrá disponerse de ellos según las instrucciones que recibirá del
Señor.
Si,
por ejemplo, usted posee tierras,
casas, automóviles o cualquier otro bien que haya arrebatado por la
fuerza de
manos de los pobres y débiles, o que haya confiscado, o que haya
robado, o que
haya obtenido falsificando el nombre del verdadero propietario, o que
haya
utilizado el engaño para apropiarse de él, o que haya abusado de su
poder o de
su autoridad para obtenerlo, deberá devolvérselo a la persona, si aún
está
viva, o a su familia, si no lo está. Recuerda que si permaneces en posesión de
estos bienes, el Infierno te espera. Y si
después de tu muerte tus familiares no
devuelven la propiedad a sus legítimos dueños, también les espera el
Infierno.
Así que antes de aferrarse a bienes que no te pertenecen, sepa muy bien
que es
en el Infierno donde pasará su eternidad.
Pero
allí también, si ya no tienes
a nadie de su familia a quien dar estos bienes, ve a un verdadero
siervo de
Dios con eso, y él verá qué hacer con eso ante el Señor. No tome el atajo de ir al siervo
de Dios con cosas cuando sus verdaderos dueños son accesibles.
En
el caso de que usted haya
robado objetos de individuos, y estos individuos todavía están allí,
pero ya no
tiene estos objetos, usted debe ir a pedir perdón a estos individuos, y
ofrecerles restitución. Si aceptan la restitución, pero prefieren el
valor de su
cosa en dinero, y ya no la cosa en sí, usted debe darles lo que están
pidiendo.
Y si aceptan perdonarte, pero se niegan la restitución, ve y dale el
valor del
objeto robado a Dios como ofrenda. Si estas personas ya no están vivas,
la
restitución se hará a sus familias, si tuvieran una.
En
general, si, en el momento de
la restitución, sus víctimas exigen alguna forma de compensación porque
usted
les ha privado de sus pertenencias, debe someterse a ella. Y si
encuentran que
sus objetos están gastados, y quieren estos objetos en su estado
original,
usted debe someterse a sus demandas, porque esto es normal ante Dios.
Cuando
tienes que devolver objetos robados, depende de usted orar para que el
Señor
apacigüe los corazones de tus víctimas.
En
el caso de objetos que usted
haya robado y que pertenezcan a instituciones, organizaciones o
empresas, por
ejemplo, no está obligado a volver a estas empresas. Ve a un verdadero
siervo
de Dios, confiesa este acto, y dale todas estas cosas. Él orará por ti,
y dará
estas cosas a los necesitados.
5-
Personas a
las que no acudir para la restitución
Hay
personas a las que no es
prudente a ir por la restitución, aunque estén vivas. Este es el caso,
en
particular, de los brujos, los marabitos y cualquier satanista. Si has
tenido
la desgracia de robarle algo a un brujo, a un marabú o a cualquier
siervo de
satanás, es peligroso volver a él para la restitución. En su lugar,
busque
contactar a un verdadero siervo de Dios para que le ayude a lidiar con
esto.
Sobre todo, no te arriesgues a tener en tu poder ningún objeto robado a
un
brujo o practicante de ocultismo. Si lo hace, sepa que su vida corre un
gran
peligro.
6-
¿A quién le
concierne la restitución?
Cualquier
ladrón o estafador está
concernido por la restitución. Quienquiera que seas, ya seas un
cristiano
renacido o no, si has estado involucrado en actos de robo, estafa,
extorsión o
corrupción, contra individuos o personas, te concierne la restitución.
Así que
esta enseñanza no es sólo para los cristianos nacidos de nuevo. Esto
concierne
a todo el mundo. También los paganos deben entender que todo acto de maldad es una
maldición. El robo, la estafa, la extorsión, el
soborno y el abuso de
cualquier tipo son actos de maldad y, por lo tanto, constituyen
verdaderas
fuentes de maldición en la vida de todos aquellos que son culpables de
ellos.
Ciertas
profesiones exponen a
quienes las ejercen a este tipo de pecado de maldad. Es el caso de los
funcionarios de aduanas, policías, gendarmes, recaudadores de
impuestos,
jueces, magistrados, abogados, políticos, gestores de la riqueza
pública y
todos aquellos que suelen estar implicados en corruptelas y
maquinaciones de
todo tipo. Todos ellos están bajo la maldición, y son afectados por la
restitución, y deben, si quieren liberarse de la maldición que pesa
sobre
ellos, devolver todo lo que han robado, extorsionado, estafado,
malversado,
etc.
Todos
los que abusan de sus
poderes para enriquecerse a costa de sus pobres víctimas, están todos
bajo la
maldición, y si por desgracia mueren sin arrepentirse y sin devolver a
sus
víctimas los bienes robados o extorsionados, es en el Infierno donde
comprenderán que el Dios que parecía no ser un Dios de justicia, y que
les observaba
hacer sus locuras libremente, es en realidad el Dios de la justicia. Es
después
de su muerte cuando entenderán que la justicia existe.
Así
que si ejerces alguna de estas
profesiones que acabo de mencionar, o cualquier otra que te permita
abusar de
la debilidad de los pobres y débiles, o aprovecharte de la ignorancia
de los
ignorantes, que sepas que te espera la restitución. Antes de que te
embarques
en la corrupción y la extorsión de los bienes de los pobres y débiles,
ten en
cuenta que harás la restitución, de lo contrario pasarás tu eternidad
en el
Infierno. Y si eres como los testigos de Jehová que no creen en el
Infierno, sé
terco; cuando llegues allí, lo creerás.
En algunos casos, si los padres que han sido culpables de robo, fraude y extorsión no hacen la restitución antes de morir, sus hijos se verán obligados a hacerlo. Por lo tanto, si tenéis padres perversos y malvados que se complacen en enriquecerse con la sangre de los pobres inocentes y en alimentaros y criaros con los frutos de su maldad, sabed que estáis bajo una maldición, y que podéis veros obligados, en ciertos casos, a restituir todo lo que vuestros padres han robado, o estafado, o confiscado, o extorsionado.
6.1-
Funcionarios de aduanas y recaudadores de impuestos
Los
funcionarios de aduanas y los recaudadores de
impuestos que abusan de su cargo para defraudar y arruinar a la pobre
gente a
la que se supone que prestan un servicio normal y gratuito están bajo
la
maldición, y todos están sujetos a la restitución. Deben devolver a sus
víctimas todo lo que les han extorsionado; de lo contrario, les espera
el
Infierno.
6.2-
Jueces y
magistrados injustos
Los
jueces y otros magistrados
malvados que se dejan corromper para dictar sentencias injustas están
bajo la
maldición, y todos se ocupan de la restitución. Deben devolver a sus
víctimas
todo lo que les han extorsionado; de lo contrario, les espera el
Infierno.
6.3-
Policías,
gendarmes y otros agentes de seguridad
Los
policías, gendarmes y otros
agentes de seguridad, que se aprovechan de su posición en las
carreteras para
defraudar y arruinar a los taxistas, conductores y pobrecitos que
luchan por
sobrevivir, están bajo la maldición, y todos son afectados por la
restitución.
Deben devolver a sus víctimas todo lo que les han extorsionado; de lo
contrario,
les espera el Infierno.
6.4-
Abogados
traicioneros y malvados
Los
abogados que se dejan
corromper por los adversarios de sus clientes para hacerlos perder sus
casos,
son culpables de un doble crimen, de maldad y de alta traición. Estos
demonios
pagarán de una manera u otra, por sus abominables crímenes. Todos ellos
están
afectados por la restitución. Deben restituir a sus víctimas todo lo
que les
han robado y todo lo que les han hecho.
6.5-
Los que
abusan de su título, poder, o autoridad
Todos
los que abusan de su título,
poder, autoridad o alta posición para defraudar o extorsionar la
propiedad de
las personas están sujetos a la restitución. Deben devolver a sus
víctimas todo
lo que les han extorsionado, si pretenden salvarse.
6.6-
Mujeres
que engañan y estafan a los hombres
Las
Mujeres que engañan y estafan
a los hombres y son financiadas por ellos prometiéndoles falsamente el
matrimonio y haciéndose pasar por sus prometidas, están bajo la
maldición, y se
ven afectadas por la restitución. Deben devolver a sus víctimas todo lo
que les
han extorsionado, si pretenden salvarse.
6.7-
Hombres
que engañan y defraudan a las mujeres
Los
hombres que engañan y
defraudan a las mujeres y son financiados por ellas prometiéndoles
falsamente
el matrimonio, y haciéndose pasar por sus prometidos, están bajo la
maldición,
y están todos afectados por la restitución. Deben devolver a sus
víctimas todo
lo que les han extorsionado, si pretenden salvarse.
6.8-
Malversadores de dinero público
Contrariamente
a lo que expliqué
más arriba al insistir en que son los delitos causados a particulares
los que
requieren restitución,
tenga en
cuenta que existen casos de hurto y malversación
a nivel de gobiernos, que también requieren
restitución. Cuando tu acto resulta en la miseria y el sufrimiento de
muchas
víctimas, no escapas ni a la ira ni al castigo de Dios. Estás bajo la
maldición
y estás concernido por la restitución. Debes devolver absolutamente
toda la
riqueza pública robada, de lo contrario te espera el Infierno. Y todos
tus
hijos que alimentas y crías gracias a esta fortuna robada y desviada,
están
todos bajo la maldición. ¡Estás advertido!
6.9-
Políticos
corruptos, deshonestos y codiciosos
Todos
esos políticos corruptos y
otros gestores deshonestos y codiciosos de la riqueza pública, que
vacían las
arcas de los gobiernos para enriquecerse mientras millones de personas
perecen
en la más absoluta pobreza a su alrededor, están, por tanto, todos bajo
la
maldición, y están todos concernidos por la restitución. Deben devolver
al
pueblo todo lo que han robado, de lo contrario les espera el Infierno.
Y si
tienes tales demonios por padres, y vives una buena vida con la sangre
de los
pobres, no escaparás. ¡También estás advertido!
Recuerden,
amados, que todo lo que
hacemos, lo hacemos por el Señor, y no por los hombres.
Nosotros no hacemos el espectáculo; nuestro
deseo no es ser vistos por los hombres. Queremos la aprobación del
Señor. Para
hacer esto, debemos actuar siempre con sentido común, y de acuerdo a la
Palabra
de Dios. No imites a los fariseos que en su hipocresía te dan la
impresión de
ser más justo que los demás, y que te piden que hagas lo que ellos
mismos son
incapaces de hacer, y te empujan a cometer errores para satisfacer su
ego.
Estos hipócritas pretenden ser demasiado justos. Permítanme darles
algunos
ejemplos:
El
primero es la de una joven que
vivía en un país europeo y que aún no había obtenido sus papeles. Su
pastor
fariseo, que decía ser más justo que todos los demás, y que creía ser
uno de
los pocos que ponía a bien práctica la enseñanza sobre la restitución,
le dijo
que ella tenía restaurar, y que la Biblia pide la restitución. La
hermana le
había preguntado qué debe ser restaurado, y cómo. Este fariseo le había
pedido
que fuera a las autoridades de inmigración y les dijera que ella vivía
ilegalmente en el país.
La
ingenua hermana había seguido
este abominable consejo. En su ignorancia, ella había obedecido. Había
ido a
hacer lo que el mago le había pedido que hiciera, y los funcionarios de
inmigración la arrestaron en el lugar y la devolvieron a su país, sin
dejarla
que se llevara nada. Después de varios años en el extranjero, fue
devuelta como
ladrona las manos vacías.
Permítanme
decirles que será muy
fácil para una mujer así maldecir a Dios en su sufrimiento y
malentendido. Ella
llegaría tan lejos como para creer que Dios le había tendido una
trampa. Lo que
no entenderá, es que fueron sus fariseos pastores los que la engañaron.
Esta es
la desventaja de estar en iglesias falsas, y seguir a pastores
ignorantes y
ciegos, la mayoría de los cuales son brujos.
El
segundo ejemplo es el de otro
fariseo que dice que para aprobar un examen había hecho trampa, y que
cuando
empezó a trabajar, Dios le había pedido que restituir. Así que fue a
las
autoridades a dejar su trabajo, diciéndoles que había hecho trampa en
un
examen. Y las autoridades le habían dicho que nunca habían encontrado a
una
persona tan justa. ¡Cuidado con la seducción!
Esta
mala interpretación de la
noción de restitución está muy extendida en algunas sectas
pentecostales que,
al no entender la Palabra de Dios, y al no tener el pensamiento de
Cristo,
creen que es a través de su propia justicia que entrarán al Cielo.
Veamos los
siguientes pasajes: Mateo 5:20 "Porque os digo, que si vuestra
justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no
entraréis
en el reino de los cielos." Eclesiastés
7:16 "No seas demasiado
justo, ni seas
sabio con exceso: ¿por qué te destruirás?"
Aprendemos
de estos pasajes que
debemos buscar la justicia y vivir la justicia. El Señor espera que
nuestra
justicia sea más que la de los pueblos del mundo. Y Él dice además en
Apocalipsis 22:11 que nosotros los justos todavía debemos practicar la
justicia. Por lo tanto, está claramente establecido que el Señor está
comprometido con la justicia. Sigue siendo el mismo Señor quien nos
dice que no
seamos demasiado justos. De hecho, ni siquiera es posible ser demasiado
justos.
No somos ya justos, hasta el punto de ser justos en exceso. Lo que Dios
está
diciendo aquí, es que en nuestro orgullo no debemos creer que
practicamos
justicia mejor que nadie, y que no debemos imitar a los fariseos que
buscan
hacer su justicia para ser vistos por los hombres. Ellos cargan al
pueblo con
cargas que no pueden llevar ellos mismos (Lucas 11:46).
No
debemos imitar a estos
hipócritas que son incapaces de hacer cosas pequeñas, pero que
pretenden hacer
cosas grandes. La observación de la palabra de Dios les sobrepasa, pero
dan la
impresión de ser demasiado justos ante los hombres. La enseñanza sobre
la
restitución no es difícil de entender; son los hipócritas demasiado
justos a
sus propios ojos los que la complican.
8-
Los ladrones
de los diezmos y las ofrendas
Hay
dos categorías de ladrones de
diezmos y ofrendas: Aquellos a quienes el Señor llama ladrones porque
no dan
sus diezmos y ofrendas, y aquellos que simplemente se permiten robar
los
diezmos y ofrendas que los Hijos de Dios han dado. Si para la primera
categoría
podemos hablar de simple robo, o codicia, la segunda categoría va más
allá de
los simples pecados que un hijo de Dios normal puede cometer, y más
bien revela
un elemento de discernimiento. Hablemos de estas dos categorías.
Todos
ustedes hijos de Dios que
son culpables de robo ante Dios al escoger no dar diezmos u ofrendas en
la casa
de Dios, entienden que el robo, como otros pecados, los llevará
directamente al
Infierno si no se arrepienten. Y arrepentirse aquí significa devolver
todo lo
que ya has robado. No juegues con tu salvación. No corras el riesgo de
ser
derrotado por la codicia, para encontrarte en el fuego del Infierno por
toda la
eternidad. Si usted es uno de esos que siempre encuentra alguna razón
para
robar el dinero de Dios, sepa que está en el camino al infierno. Haz un
esfuerzo para devolver todo lo que ya has robado, y deja de robarle a
Dios.
Si
cada
vez que no dais vuestros diezmos u ofrendas a Dios, con el pretexto de
que
acabáis de pedir un préstamo con la intención de devolverlo, sabed que
sois
unos ladrones a los ojos de Dios. Dejad de engañaros. No tienes derecho
a usar
las cosas de Dios sin permiso, aunque sea para reembolsar. Deja la
codicia, y
deja de tener una mirada codiciosa sobre las cosas destinadas a Dios.
Haga un
esfuerzo por devolver rápidamente todo lo que haya robado. Si persistes
en no
volver, y la muerte te atrapa, el Infierno ha comenzado para ti.
Y
todos ustedes, agentes de
satanás, llamados hijos de Dios, que desafían a Dios al entrar en la
casa de
Dios para robar, tomen en serio este mensaje. Satanás seguramente te ha
convencido de que el infierno no existe, y que él compartirá su reino
contigo.
Me gustaría recordarte que satanás te está engañando. No tiene reino
para
compartir contigo. Es el Infierno lo que le espera, y este famoso reino
que
pretende compartir con ustedes es el fuego del Infierno. Así que antes
de
seguirlo, será mejor que lo pienses.
Recuerda
que para ser perdonado,
si tienes la intención de ser perdonado, debes devolver todo
el dinero que has robado, sin un centavo menos. Si tienes la
intención de escapar del Infierno, cada centavo que hayas robado debe
ser
reembolsado. Y si quieres ver antes de aceptar, sé testarudo sin
reembolso, y
lo entenderás en los próximos días.
Por
vosotros, Hijos de Dios,
aprovecho esta oportunidad para daros un elemento de discernimiento.
Sepa que
ningún verdadero hijo de Dios puede darse el lujo de entrar en la casa
de Dios
para robar. Ningún verdadero hijo de Dios puede permitirse el lujo de
robar de
las arcas del Señor. Así que todos estos así llamados hijos de Dios o
líderes
que se dejan servir en las arcas del Señor porque creen que nadie los
ve, son
demonios o poseídos. Incluso si el cristiano normal en sus momentos de
debilidad puede robar, nadie puede permitirse ir tan lejos como la casa
de
Dios, robar las ofrendas de los Hijos de Dios, o cualquier otro objeto.
9-
Los ladrones
de objetos en la casa de Dios
Ya
sea dinero o cualquier otro
objeto que hayas robado de la casa de Dios, recuerda que debes
devolverlo todo y pedir tu
liberación, en caso de
que no seas un demonio. Sólo hay dos categorías de personas que pueden
volar en
el mundo de Dios: los demonios y los poseídos. Si sólo estás poseído,
arrepiéntete rápidamente, devuelve todo lo que has robado, y pide tu
liberación.
En
conclusión, recuerde que la
restitución es diferente de la reparación por todos los pecados del
pasado. La
restitución concierne al pecado de robo, y no debe ser generalizada a
otros
pecados. Nunca más vuelvas a caer en la trampa de estos agentes de
satanás que
te dicen que devuelvas viejos diplomas obtenidos por engaño, trabajos
obtenidos
por corrupción, papeles de inmigración obtenidos por declaraciones
incorrectas,
etc.
Recuerde
muy bien que
es simplemente imposible que usted pretender reparar todos sus errores
pasados.
Así, intentar torcer el significado de la palabra de Dios y generalizar
la
noción de restitución a cosas que Dios no ha enseñado es una trampa
para los
que enseñan estas falsedades, y para los que las siguen. Al hacerlo, en el
contexto de los objetos robados y encontrados, debe poner en práctica
la
restitución, tal como acabamos de estudiarla. Y por
otros pecados,
debes reparar lo que aún puede ser reparado, o lo que todavía es
necesario
reparar.
Así
que si hay errores en el
pasado que usted puede corregirlos sin crear otros problemas, hágalo.
Recuerde
que nuestro objetivo es huir de los problemas, y evitar cualquier
problema. Así
que cuando puedas reparar un problema sin crear otros, hágalo. No
caiga en la trampa de querer de resolver problemas pequeños creando
problemas
más grandes.
Si
tiene alguna pregunta sobre
este tema, o si le preocupa la restitución y no sabe cómo hacerlo, no
dude en
ponerse en contacto con nosotros y le ayudaremos. Y si estás poseído,
si
todavía vives bajo la influencia de espíritus inmundos, si todavía
estás bajo
cualquier tipo de maldición, y estás buscando la liberación, primero
asegúrate
de que no tienes un caso de restitución en tu vida, antes de pedir a
los
hermanos que oren por tu liberación. Recomiendo la enseñanza titulada "Liberación",
que puede encontrar en el sitio https://www.mcreveil.org.
¡La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor
Jesucristo con amor inalterable!
Queridos hermanos y hermanas,
Si has huido de las falsas iglesias y quieres saber qué debes hacer, aquí tienes las dos soluciones disponibles:
1- Mira si a tu alrededor hay otros Hijos de Dios que temen a Dios y desean vivir según la Sana Doctrina. Si encuentras alguno, no dudes en unirte a ellos.
2- Si no encuentras ninguno y quieres unirte a nosotros, nuestras puertas están abiertas para ti. Lo único que te pediremos es que primero leas todas las Enseñanzas que el Señor nos ha dado, y que puedes encontrar en nuestro sitio www.mcreveil.org, para asegurarte de que están en conformidad con la Biblia. Si los encuentras de acuerdo con la Biblia, y estás dispuesto a someterte a Jesucristo, y vivir según las exigencias de Su palabra, te recibiremos con gozo.
¡La gracia del Señor Jesucristo sea con vosotros!
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